Los ladrillos de circona u óxido de zirconio tienen unos índices de refractariedad más altos con un punto de fusión de 2700ºC, pero hay que añadir aditivos como los óxidos de calcio, titanio y magnesio, que varían sus propiedades para estabilizarlo. No soportan bien los choques térmicos y tienen un elevado coste.